El 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, proclamado por las Naciones Unidas en la Asamblea General el 22 de diciembre de 1992 en la Resolución A/RES/47/193, por considerar que el agua, además de ser un líquido vital, es fundamental para lograr el bienestar social y también necesaria para la productividad económica; por considerar que la escasez, el desabastecimiento y la calidad del agua dulce son problemas palpables que nos atañen a todos; y por considerar que es fundamental la conservación y concienciación a nivel global sobre el tema del agua.
La celebración de este día fue propuesta en 1992 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) efectuada en Río de Janeiro. Todos los años para celebrar el Día Mundial del Agua, se trata un tema afín con un desafío relacionado con este líquido, establecido por ONU-Agua, la entidad encargada de coordinar el trabajo de organización sobre el agua y saneamiento.
El agua es un recurso vital, todos los ecosistemas terrestres dependen de ella, y aunque nuestro planeta está cubierto por agua en un 71%, sólo el 2% es potable, mientras que el 98% es salada. El ser humano puede vivir sin agua a lo sumo 3 días, y es crítica la situación que vive el 11% de la población mundial (según cifras de las Naciones Unidas), que no tiene acceso a una fuente de agua potable.

En función de todo lo anterior expuesto, se hace imperativo crear conciencia sobre la importancia de la conservación del agua; así como abastecer a las personas en zonas desprovistas de la misma, sobre todo en áreas áridas; impulsar la investigación científica y tecnológica para la protección y el mantenimiento del agua; y desarrollar nuevas fuentes alternativas de suministro de agua.
Unámonos con alegría y responsabilidad a la celebración del Día Mundial del Agua.