Aquiles Nazoa, reconocido como uno de los grandes exponentes de la literatura y el humor en Venezuela, dejó un legado único que ha trascendido generaciones. Su pluma talentosa y su agudo sentido del humor se combinaron para crear obras que retratan la realidad venezolana con ingenio y sencillez.
En este artículo, exploraremos la fascinante biografía de Aquiles Nazoa, desde sus humildes comienzos en Caracas hasta su consolidación como uno de los escritores más queridos y admirados del país.

Biografía de Aquiles Nazoa
El poeta, humorista, periodista y ensayista venezolano Aquiles Nazoa nace en Caracas el 17 de mayo de 1920. Originario de la populosa zona “El Guarataro” de Caracas, sus primeros estudios los realiza en la Parroquia San Juan, y luego continúa de forma autodidacta al tiempo que desde los 12 años decide trabajar para colaborar con el sustento de su familia. Los hábitos del gentilicio caraqueño marcan su temperamento y le darán la agudeza y el humor con el que impregnará su obra.
Entre los oficios que desempeñó se cuentan: empaquetador en el Diario El Universal, del que luego será corrector de pruebas y corresponsal en Puerto Cabello–actividad que le llevó al arrestó en 1940 tras ser acusado por difamación e injuria–, hasta llegar a tener su propia columna titulada “Punta de lanza”; gracias a su dominio del inglés y el francés fue guía de turistas en el Museo de Bellas Artes.
Aquiles Nazoa trabajó en Radio Tropical y como reportero del diario Últimas Noticias; colaboró en el semanario El Morrocoy Azul y en el diario El Nacional; fundó los característicos “La Pava Macha” y “El Tocador de Señoras” con agudo corte satírico; escribió para la revista colombiana “Sábado”; director de la revista Zig-Zag, en La Habana y de la revista Fantoches, en Caracas.

Fue co-guionista de La Balandra Isabel llegó esta tarde, basada en el cuento homónimo de Guillermo Meneses y dirigida por el argentino Carlos Hugo Christensen.
En 1948 Aquiles Nazoa recibió el Premio Nacional de Periodismo en la especialidad de Escritores, Humoristas y Costumbristas. Entre 1956 y 1958 vivió en el exilio por oponerse al régimen de Marcos Pérez Jiménez. En 1961 alzó su voz solidaria a favor de la Revolución Cubana, dando conferencias y recitales de protesta. En 1967 recibió el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal, y dedicó sus esfuerzos a la producción del programa Las cosas más sencillas, para la televisión nacional; experiencia que le reafirmó como el poeta del pueblo y sus creaciones, bellamente resumido en su Credo.
Aquiles Nazoa muere el 25 de abril de 1976, en un accidente automovilístico.
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Credo – Aquiles Nazoa
Creo en Pablo Picasso, Todopoderoso, Creador del Cielo de la Tierra;
Creo en Charlie Chaplin, hijo de las violetas y de los ratones,
que fue crucificado, muerto y sepultado por el tiempo,
pero que cada día resucita en el corazón de los hombres,
Creo en el amor y en el arte como vías hacia el disfrute de la vida perdurable,
Creo en el amolador que vive de fabricar estrellas de oro con su rueda maravillosa,
Creo en la cualidad aérea del ser humano,
configurada en el recuerdo de Isadora Duncan abatiéndose
como una Purísima paloma herida bajo el cielo del mediterráneo;
Creo en las monedas de chocolate que atesoro secretamente
debajo de la almohada de mi niñez;
Creo en la fábula de Orfeo, creo en el sortilegio de la música,
yo que en las horas de mi angustia vi al conjuro de la Pavana de Fauré,
salir liberada y radiante de la dulce Eurídice del infierno de mi alma,
Creo en Rainer María Rilken héroe de la lucha del hombre por la belleza,
que sacarificó su vida por el acto de cortar una rosa para una mujer,
Creo en las flores que brotaron del cadáver adolescente de Ofelia,
Creo en el llanto silencioso de Aquiles frente al mar;
Creo en un barco esbelto y distantísimo
que salió hace un siglo al encuentro de la aurora;
su capitán Lord Byron, al cinto la espada de los arcángeles,
junto a sus sienes un resplandor de estrellas.
Creo en el perro de Ulises,
en el gato risueño de Alicia en el país de las maravillas,
en el loro de Robinson Crusoe.
Creo en los ratoncitos que tiraron del coche de la Cenicienta,
el Beralfiro el caballo de Rolando,
y en las abejas que laboran en su colmena dentro del corazón de Martín Tinajero.
Creo en la amistad como el invento más bello del hombre,
creo en los poderes creadores del pueblo,
Creo en la poesía y en fin,
Creo en mí mismo, puesto que sé que alguien me ama.