María Lionza la Reina de Sorte es una deidad de la creencia popular, y desde su tradición oral ha llegado a sembrarse en el corazón de Venezuela; se le venera en el Monumento Natural Cerro María Lionza del estado Yaracuy.
La Reina María Lionza de Sorte
A través de cultos con rasgos sincréticos por su carácter de fusión y asimilación de elementos diferentes, en los que la devoción campesina y afrocaribeña se mezclan con la fuente de nuestros antepasados: caciques indígenas y héroes de la Independencia, para conformar rituales de sanación, promesas y protecciones.
Tradición de leyenda y rituales de sanación son el imaginario de María Lionza la Reina de Sorte. Más de 25 relatos han sido registrados por etnólogos, y ofrecen ciertas características de ella: es de ojos verdes, aunque hija de caciques, por lo que fue dada a una anaconda que vivía en el fondo del lago.
Otra versión de su leyenda
Otra versión hace constar que su padre no la entrega en sacrificio, sino que la refugia en un lugar secreto; quizá, hija del cacique Yaracuy y nacida con hermosos ojos verdes sería la salvación del pueblo, ante los malos tiempos en época de la conquista española.
Uno de los relatos más difundidos se registra hacia 1920, en el que una niña de 15 años hija de españoles desaparecida en el lago, es rescatada por una Onza y se constituyen como una sola personalidad; de allí María La Onza, conocida como María Lionza.
La imagen de la diosa-reina es ampliamente difundida en estampitas, pequeñas estatuas para altares, así como la conocida escultura María Lionza sobre la Danta realizada en 1951 por Alejandro Colina, ubicada en las adyacencias de la Universidad Central de Venezuela en Caracas.
Incluso, la fascinación por ese culto fue plasmado por el cantautor panameño Rubén Blades en registros como: noble reina de gran belleza y de gran bondad / amada por la naturaleza e iluminada de caridad.